Saturday, October 17, 2020

Independencia convencional

*Soy buena para las advertencias porque las millenial somos ansiosas e inseguras: 

Advierto que soy inexperta en el tema, una estudiante de Derecho que botó el ramo de Ciencia Política. Para colmo, tuve prueba ayer y tengo otra en cuatro días más, así que no me da para estudiar mucho sobre esto antes de escribir. Si lo hago ahora es porque estamos contra el tiempo, y porque a pesar de la inseguridad en todo lo que digo tengo inclinaciones hacia la opinología desenfrenada.*


Creo en la importancia de que independientes integren, o por lo menos puedan hacerlo en igualdad de condiciones, la Convención Constitucional. (Ay, hagamos como que habrá Convención Constitucional, la vida está muy incierta como para jugar con ese aspecto de nuestro aquí-esperanzador futuro.)

Hace un año formé parte de la Coordinadora la Uchile por la Asamblea Constituyente. Una de sus iniciativas fue crear la Red por la Asamblea Constituyente, que unía a cientas (¡cientas!) de organizaciones sociales para soñar y tchrabajar por el proceso democrático que pariría una nueva Constitución. Cabildos, centros de estudiantes, sindicatos, juntas de vecinos, iniciativas populares, nosecuántos más. A su vez, una de sus iniciativas, fue crear una propuesta de Asamblea Constituyente, un documento bastante ambicioso que proponía cómo debía ser este proceso soberano y hermoso.

(Perdón por darme color con esto, pero es que fueron horas de trabajo y una de las experiencias más esperanzadoras que he vivido.)

En fin, uno de los puntos altamente discutidos (y estudiados, lo lolos no nos quita lo serios) en para la propuesta fue cómo debía integrarse la Asamblea. (No nos quitábamos la costumbre de llamarla así hasta bien pasado el 15 de noviembre, tenía un timbre de dignidad, y estábamos ahí por compatibilizar ambas cosas.) 

El D'hondt no nos gustaba. Era práctico, sí, pero tenía un gran, alto, problema: Sobre-representaba a los partidos.

¿Por qué esto era un problema? Un punto era obvio: La gente odiaba a los partidos. En las asambleas de la Red era incluso un poco vergonzoso. ¡Que los militantes se inhabiliten de integrar la Asamblea! Como buenos estudiantes de Derecho, nos oponíamos, que los DDHH y la cuestión, y además yo como militante me moría de vergüenza. Bueno, ese era uno de los temas.

¿Por qué la gente odia(ba?) los partidos? La primera respuesta, creo, es que eran una cara visible de la crisis de legitimidad de la política que produjo la Constitución neoliberal y autoritaria de Guzmán. (Este post estará impregnado de harto atrianismo, lo advierto.) La segunda es más sutil: ¿Adónde estuvieron los partidos en la revuelta? Tal vez esto fue un síntoma de lo primero, pero si bien ahí estaba Jadue, la Bea, hartas diputadas, las banderas no abundaban, nos daban vergüenza, y el liderazgo fue nulo hasta el 15 de noviembre. Los partidos, a diferencia de lo que ocurrió en los '70, nada tuvieron que ver con el estallido. Esta distancia entre la puerta de entrada al proceso constituyente (en las calles y cabildos) y lo que podrá eventualmente ser la Convención con un sistema D'hondt, no me parece menor.

Sí, tiene que ver lo segundo con lo primero, porque hay un distanciamiento entre el mundo político y el mundo social. El Frente Amplio ha intentado resolverlo, lo sé porque estoy ahí, pero ha fallado. En octubre, pucha que se notó.

Ya, ese es el punto contingente. (Y además, de legitimidad de entrada, que solo estéticamente tiene que ver con el producto final.)

Hay otro tema, que es más teórico, sepan disculpar: (Y para colmo, vuelve a tener aires de atrianismo.) Los partidos están imbuidos de política constituida. No solamente llevan años operando bajo las lógicas de la Constitución de Guzman, sino que deberán seguir operando mientras dure la Convención, porque el Congreso no se termina, habrán campañas presidenciales y parlamentarias mientras tanto, y si hay paralelos entre ambas cosas, uff: ¿Quién garantiza un cambio en la forma de hacer política? En la Convención misma y en su hijita. ¡Y necesitamos llegar a los 2/3! Este para mí es el gran problema.

Por esto, una de las propuestas loquillas que salió en la Red (aunque no tanto, se ha hecho en otras partes)  era que los asambleístas fueran por sorteo. Sería hiper ciudadana la Constitución.

La otra teoría, menos loquilla, pero también con sus dejos de peligro, era que los cabildos eligieran a los representantes. Por lo menos, a los candidatos. (Esta me gustaba a mí, jeje.)

Finalmente, lo que zanjamos fue un modelo complicadísimo, imposible de entender, imposible de implementar, pero éramos unos soñadores: El Voto Único Transferible. Amadísimo por las cientistas políticas, que también reconocían que era un sistema que solo pertenecía a los países ricos y con alta educación cívica(?). Un sistema que lograba perfectamente representar a la diversidad política, sin provocar las distorsiones del sistema D'hondt.

(Ay, y también nos dimos mil vueltas sobre el sistema de financiamiento para las campañas políticas, porque si hay algo que le iba a costar a los independientes, es hacer campaña. Otro sesgo de entrada.)

En fin, he sido militante, y creo en la militancia: Que nos permite soñar en común un proyecto de sociedad mejor, etcétera. Pero creo que debemos reconocer que este proceso no nos pertenece. Tal vez como frenteamplistas (y bueno, la izquierda partidista en general, cosa que no conozco entera) nos cuesta reconocer eso porque nos identificamos en el movimiento social, pero creo que tenemos que dar un paso al costado. Tal vez, en este momento nuestro rol está en el Congreso, en los municipios, en las presidenciales, insertándonos plenamente en el mundo social.

Y por qué dije que estoy corta de tiempo: ¡Ay, aprueben la maldita facilitación de independientes en la Convención! Dejen de tenerle tantas ganas a la cuestión, que pucha que las entiendo, pero es hora de pegarse la cachada del momento que estamos viviendo. Elizalde sal de la tele y la radio, Pamela sal de la franja. Ay, y dejen de wear tanto a la gente que llama a marcar AC o no quiere votar porque desconfía, que algo de razón tienen. Algo. 

Thursday, April 30, 2020

Mientras clases

La peor música de ambiente es el zumbido del abogado prepotente con pretensión de docente, hablándole al vacío adormilado y desconcentrado, esta vez virtual y no enjaulado en la amplia sala con puestos vacíos de almas que prefirieron no dejarse morir.

Cada clase de cierto ramo imprescindible, mientras que la pantalla recita sobre de prendas, promesas, compraventas e hipotecas (¡esto es derecho civil de infantes!) te acuestas en tu cama a leer poemas. Qué falta hace un cigarro mientras se leen poemas, pero afuera de la pieza rondan los gatos de nariz aguda. Cada vez que Bertoni dice pico, ríes, Miguel Hernández dice muerte, lloras, y suena de fondo la antimúsica del profesor de derecho civil.

Derecho de aguas es a las 8:30. El despertador está puesto a las 8:00, pero te levantas a las 8:25. Escuchas al profesor hablar de cuencas, cauces, afluentes y corrientes con la boca llena de pan, mantequilla y café con leche. El resto de tu familia da giros alrededor tuyo; "no me hablen, estoy en clases." Aguas para navegar por las corrientes de la madrugada.

Profesión Jurídica. Algo que tal vez no suena a música, pero sí a un podcast de relajación en Calm. Paso la escoba, hago un par de sentadillas, ordeno mi pieza. El profesor tiene una voz grave, relajante, cada vez que dice "abro la palabra", las 80 siluetas anónimas que lo observan desde los recónditos espacios de internet se miran telepáticamente, desconcertadas, qué diremos ahora. Un podcast interactivo, o la versión adulta de Dora la Exploradora. Llevamos cuatro semanas hablando del Colegio de Abogados mientras afuera fallece gente de hambre, virus, falta de empatía; se cierran las palabras.

Esas cosas llamadas días, esas cosas llamadas clases, son los nombres que le damos a la ficción de divisibilidad a esta amalgama de vida que transcurre frente a las pantallas.


Wednesday, April 15, 2020

Y si Dios fuera feminista

El feminismo, hija (supuestamente) de los tiempos ilustrados, nació laica, secular. Antirreligión.

Y lo sigue siendo, ¿o no? Saquen sus rosarios de nuestros ovarios, que salgan las Iglesias de todas las escuelas, si el papa fuera mujer el aborto sería ley. Pero la Iglesia Católica es solo una expresión del opresor más grande: En Medio Oriente la religión justifica burkhas, apedreamientos y poligamias con múltiples esposas para un varón, y en Unorthodox justifica hacer de la mujer una máquina de reproducción, entre otras cosas. Dios es hombre y la religión es patriarcal, opresora, enemiga. El feminismo continúa militando en las líneas de fuego contra la religión.

Una vez alguien me contó que en un foro de no sé qué lugar común de la izquierda universitaria, una mujer mapuche incomodó al público diciendo que el feminismo era colonial: Una ideología foránea, occidental, que pretendía decirles qué hacer para finalmente romper con sus tradiciones y liquidar sus rituales. Al parecer se armó una gran discusión con las feministas universitarias. El que me contó esta anécdota, un hombre, blanco, ateo, me dijo que estaba de acuerdo con las universitarias: La diversidad cultural no puede justificar estructuras de opresión, como las que reproduce a su manera particular la cultura mapuche. En ese entonces, le dije ah, sí, tienes razón. Pero claramente la cuestión me quedó dando vueltas, por algo me acuerdo de esta anécdota años después. La recordé también cuando veía Unorthodox.

Unorthodox no necesariamente es tan entretenida, de hecho creo que es medianamente lenta, aunque está bien hecha por lo general; pero algo hay ahí que logra cautivar a tanta gente. La respuesta hater las encontraba en las palabras de una amiga: A la gente les gusta las películas "feministas" que muestran los horrores que viven las mujeres en Medio Oriente, porque son "ver la paja en el ojo ajeno."

Así me imaginaba, mientras veía Unorthodox, a muchas personas viendo la serie, apuntando con el dedo: ¡Qué horrorosas estas personas! Nosotros podremos tener cosas malas, pero nunca seremos tan monstruosos como ellos.

Y por eso creo que fascina la historia de la mujer que es capaz de despojarse de sus cadenas y abandonar la jaula custodiada por esas mitad personas, mitad rulos/pelucas/ropafea. Es fácil ser feliz, viendo que Esty pasa a ser una chica linda y moderna, que se agarra al más mino, que vive una vida normal. Únete a nosotras, sé libre.

Los ortodojos de la serie son fanáticos, extremistas, y la mayoría intragables; muchos sean así en la realidad, pero así también se eligió retratarlos. También hay comunidades ortodojas en que la gente se quiere, la vida en común es alegre, y la espiritualidad, más que una jaula, les da sentido a sus vidas. Retratados con otro lente, esta realidad podrá parecer extraña, pero no necesariamente mala.

Este otro lente podría haber capturado una serie sobre una mujer que busca la manera de vivir su ortodoxia, su cultura, su comunidad y su vida de manera feminista, sin tener que dejarlo todo. Un día ella lee y enseña de Talmud, otra el marido cocina, qué sé yo. Construyendo su feminismo por dentro, no por fuera de la vida que lleva. Tal vez la forma que tome eso nos parezca extraño y “poco feminista”. Pero creo que hay que celebrarlo. (Aunque probablemente sería una serie más fome, aunque siempre pueden pedirle a Amy Sherman-Palladino o alguna otra genia menos cómica y más dramática que haga el guión para salvarla.)

Pero la elección (a grandes rasgos*) fue otra, y yo me pregunto si esto fue porque los algoritmos de Netflix le dicen a los productores que lo que les  gusta a sus televidentes es mirar la paja en el ojo ajeno.

*Para no dejar la impresión equivocada: Sí hay cosas que me gustaron, mucho, de Unorthodox, que me hacen pensar que el mensaje no era tan así como yo les cuento: La abuela que escuchaba An die Musik y lloraba apasionadamente, a pesar de cualquier prohibición. La misma que desafiaba a los viejos rabinos diciéndoles que su nuera tuvo razón en dejar a su hijo alcohólico. La madre lesbiana que vive en Berlín, en la ciudad del exterminio,  construyendo su versión de judaísmo. Y Esty sobre el escenario, cantando en yiddish, aferrándose a su tradición mientras quiebra con ella. 

El feminismo no es uno, universal, igual para todas las mujeres. Tiene que verse de distintas formas porque el mundo es amplio y las realidades son distintas, a pesar de que todas somos mujeres cruzadas por el género. Imponerle un feminismo ajeno a las muchas mujeres que no se fueron a Berlín, solo nos dará soluciones aisladas, una que otra Esty que, vendiendo sus joyas de matrimonio, logra escapar. 

Los conservadores siempre han acusado al feminismo de rompe-tradición, pero no es solo cosa de conservadores, por algo nos hace eco lo que reclamaba la mujer mapuche: El feminismo es una cosa foránea que viene de afuera a romper con mi cultura. Pero no debería ser a costas de este blanqueamiento. La mujer no tiene que dejarlo todo, irse a vivir a Berlín o dejar el Wallmapu para ser feminista. 

Wednesday, March 25, 2020

Diario de Nuestra Parte de Noche



(Solo tiene spoilercitos. Nada relevante, lo prometo.)

Año 2020.

19 de febrero: Lo comencé sentada sobre un sillón de peluquería. Esa distracción fue en parte culpable de que la peluquera lograra convencerme de cortarme el pelo harto más de lo planificado.

20 de febrero, página 90: Se habla de las personas que conocemos y "al tiro nos caen bien." ¿Por qué nunca hablamos de los libros que al tiro nos caen bien? ¿Del amor a primera lectura? Yo estoy fascinada, en la luna de miel del pololeo con un libro tan bien escrito e interesante que no puedo creer que se fijó en mí.

21 de febrero, página 120: Che, se me pegó el argentino. Que maravishosa la manera en que hablan y escriben estos pibes, así como con los acentos en cualquier parte y todo tan cantadito y medio gritoneado. Dan ganas de leer esta cosa en voz alta para escuchar esa musiquita, ¿no encontrás?

23 de febrero, página 135: Me ha costado mucho desde la página 100 en adelante. Se vuelve tedioso el ambiente fantasmal, qué quieres que te diga.

24 de febrero, página 140: ¿Mariana Enriquez será lesbiana? Es que como describe a las mujeres, uff. Es como para que todos digamos... ¿y los hombres, a quién le pueden gustar los hombres? Aunque algo hay también en su descripción de Juan. ¿Tal vez es bisexual? Aunque en verdad todxs lo somos en mayor o menor medida, y en verdad me estoy yendo al chancho con mi desvergonzada mescolanza de autor/obra. Pero bueno, esto es un diario de lectura, nunca ofrecí un análisis docto ni que fuera capaz de darlo.

25 de febrero, página 169: Ay, la suspensión de la incredulidad.

26 de febrero, página 211: Era verdad eso de que agarra un ritmo mucho más rápido después de que se revela el conflicto del libro, que se demora toda la primera parte o capítulo. 

27 de febrero, página 300: Volví a Santiago, comienza marzo, tengo que trabajar y escribir la tesis. ¿Qué hago con mi nueva novia, Nuestrapartedenoche? 

28 de febrero, página 304: Me tuve que grabar a mí misma leyendo, como recitando, la escena en que tiran las cenizas de Rosario. Había que escucharla en voz alta, hacerle algún homenaje, aunque sea tan solo frente a la cámara de mi celular.

29 de febrero, página 320: Una genia del relativismo moral, esta Mariana. No tomar posición, porque tomarla es tan fácil: La personalidad desenfrenada e iracunda de Juan, sus motivos, los deberes clásicos del buen padre de familia. Es el abismo ético; caes, caes, y no sabes de qué aferrarte.

1 de marzo, página 355: "Ser huérfano es cargar con cenizas."

10 de marzo, página 355: Mañana es el día de entrega del capítulo de tesis que estoy escribiendo, y celebraré con un atracón de Mariana. 

15 de marzo, página 372: El apocalipsis me despejó de muchas de mis responsabilidades, incluyendo la vida social. Veamos si la cuarentena me ayuda a superar la dificultad de retomar un libro largo después de la pausa. Y veamos si el morbo de las enfermedades, muertes y crisis de Nuestra parte de noche permitirá superar el morbo de la enfermedad, muerte y crisis que vivimos.

19 de marzo, página 390: Es tan distinto leer algunas cosas en el momento indicado. No puedo decir que la historia de fantasmas y sectas me da como anillo al dedo en esta etapa de mi vida, pero hay otra cosa que sí: Su deliciosa concepción sobre el amor, no monogámica, poliamorosa a más no poder, vaciada de toda celopatía. El amor, cuando lo hay, se complementa con amor a a otros. Hay muchos fantasmas en esta historia, pero los del amor malo no están presentes. Aunque tal vez solo yo lo estoy entendiendo así, porque me  se me da ver reflejado lo que pienso en las cosas que me gustan.

21 de marzo, página 490: ¿Por qué se leerá así, como masoquista, adicta al dolor? ¿Por qué nos sometemos y nos gusta sufrir?

22 de marzo, página 590: 


  1. La cicatriz de Gaspar ~ la cicatriz de Harry Potter
  2. La plaga del Sida ~ la plaga del Conavirus
  3. El enojo de los Peterson ~ mi enojo


23 de marzo, página 630: Es de noche, todos duermen en mi casa, y ahora verdaderamente estoy aterrada con el libro. Esto es demasiado para mí, es demasiado y tengo toda la piel de gallina. Mis amigas, prudentes, me dicen por Whatsapp que no siga leyendo, que me dará insomnio, y me imagino amaneciendo con el pelo blanco así que decido que tienen razón. Mañana en la mañana terminaré esta cuestión.

24 de marzo, página 667: Y, terminé. Que maravilla de libro. Y que manera de estar enchuchada con mis amigas que me dijeron que no me lo terminara anoche. ¡Prudencia! Que recomendaciones más de vieja por la chucha. Habría sido tan, tan hermoso terminarlo anoche, de un vuelo, y quedarme horas infinitas de la noche pensando en Gaspar y los cabos que quedan dolorosamente sueltos. Además, el pelo blanco está de moda.

25 de marzo: Siento como que extraño a un buen amigo con el que pasé demasiado rato los últimos días.

8 de abril: Me quedé pensando si fue realmente culpa de mis amigas, de terminar un libro como éste con el desayuno, o si el final es medio penca no más. Cosas de la lectura, que a veces se confunde con la vida y es difícil determinar cuál afecta a cuál.

Sunday, March 15, 2020

Libros que quiero leer en cuarentena pero probablemente no leeré porque el morbo de Twitter en tiempos de pandemia es fascinante

*Este es el tipo de publicación que se hacen para puro darse el gusto. No fui deferente con el potencial y distraído lector, fui desvergonzada en cosas que por lo general me dan vergüenza. Por ej: Le di rienda suelta al spanglish, incluso me dio un brote de portugués, total, qué tanto, si el mundo se va a acabar igual.*
  1. Las benévolas de Jonathan Littel.
  2. Por si me enfermo, algo entretenido: La serie de Canción de hielo y fuego de George R. R. Martin (intentar replicar esa gripe fulminante a los 12 años con los que me leí el séptimo Harry Potter -el mejor- en dos días. Confundir la fiebre de la enfermedad con la que provoca la trama.)
  3. Ojalá leerme los libros para la tesis que tengo ahí, mirándome con reprobación desde el escritorio. Ojalá pegarme una cachada de responsabilidad. Pero el apocalipsis es un tiempo re malo para estar pensando en el futuro. 
  4. Tengo como cinco libros inconclusos del 2019, el año de mi pérdida de fe en mi capacidad de leer. Por suerte, ahora estoy leyendo algo que me devolvió esa fe y la cuarentena será mi misa. Los libros son:
    1. Qué vergüenza de Paulina Flores (todavía necesito que alguien me explique what the big deal is.)
    2. Hermano ciervo de Juan Pablo Roncone (debería leer éste cuando termine con Nuestra parte de noche, un fantástico complemento pa' seguir teniendo pesadillas. De hecho, aprovecho de recomendar el primer cuento, se llama "Muerte del canguro". Cuentazo.)
    3. Cuaderno ideal de Brenda Lozano (continúo con este solo porque es uno de los libros favoritos de Julieta Venegas. Razón más que suficiente para hacer cualquier cosa, aunque me aburra Brenda.)
  5. Tal vez este es el momento de leer un clásico pajero que si no leo ahora, nunca me daré la paja de leer. Creo que la última vez que leí un clásico fue el 2015 con Anna Karennina. Es que la vida (o el tiempo libre) es muy corta. La última vez que lo intenté fue con Crimen y castigo el año pasado, y leerlo se sentía como bien la describe su título, así que desistí a las 200 páginas. Pero bueno, este último puntito de la lista depende de qué tan larga y desoladora sea la plaga, si llegamos hasta el punto cinco es porque la cuestión fue fuerte.

Hablando de plagas, lean Ensayo sobre la ceguera de José Saramago. Libro maravilhoso, nada que ver con la cuestión que está pasando ahora (incluso más terrible, podrán imaginarse de qué va), y eso que tal vez en tiempos de histeria colectiva sería bueno recomendar algo más simpático, la poesía de Benedetti o qué sé yo. Pero bueno, maravilhoso y satánico al fin. 

Friday, February 28, 2020

Los rockstars en el Sur

Anoche las redes sociales estallaban en memes sobre la desconcertante falta de esfuerzo de Adam Levine en la Quinta Vergara. Hoy es el tema de conversación, se escucha en la micro y en el metro, estamos en sintonía este día al borde de marzo: ¿Hemos visto a nuestros exponentes nacionales darlo todo sobre ese escenario, para que venga un gringo latero a esforzarse lo mínimo?

Yo pienso: 


Este año será mi sexto en la universidad. Estudié un año psicología, voy por el quinto de derecho. Al comienzo ninguna de las dos me entusiasmó mucho, así que no fui particularmente ñoña ni matea. Pero como alguna ley de Newton que dice algo sobre la aceleración, fui contagiándome más y más del fervor vergonzoso por lo que estudio y me convertí en una matea gustosa. Eso incluía algo impensado en mis primeros años de carrera: Ir a foros, charlas y congresos.

Como en toda mi primera mitad de carrera, las primeras veces no entendía nada. Pero en algún minuto, maravillada, me di cuenta de que ya no me costaba seguir el hilo y no tenía que tomar apuntes para reconstruir lo que intentaban decir. Y así como una ya entiende, también es capaz de diferenciar: Esto estuvo bueno, esto no tanto. Hay de todo.



No he tenido suficiente vida para ir a muchas charlas de profes extranjeros. Esos rockstar, aquellos cuyo pasaje, estadía y viáticos son financiados con la plata de todos los $hilenos, con los recursos de mi Universidad estatal, Fondecyt o Conicyt. Iba con la esperanza de ver la luz, algo que valga la plata que en ellos se invirtió, pero salía desconcertada: Estos gringos no dicen nada que no me digan mis profes.



En todo caso, soy una privilegiada. Estudio en una universidad que se perfuma con esa palabra ostentosa, excelencia, mis profes suelen ser entendidos en lo que hablan, aunque lo comuniquen con diverso grado de éxito y cariño. Pero no deja de ser; y una vez lo conversé con alguno de ellos, que los extranjeros cargados de títulos honoríficos que vienen a Chile nos dan aires de iluminismo más que conocimiento. ¡Nunca dicen nada nuevo!



¿Cuánto prepararán sus charlas? Me imagino que mis profes cuando presentan en el extranjero se desviven por comunicar algo novedoso, probablemente cargados con todo el peso del síndrome del impostor del latino intentando convencer al gringo, al franchute, al español. ¿Y ellos? Nos entregan un refrito de sus teorías clásicas, esas que se leen en cursos introductorios, se esfuerzan solo lo necesario al contestar preguntas, y se van. Nos hicieron el gran honor de darse la lata de venir a este país pasado a lacrimógena, al fin y al cabo. Qué más queremos.


Adam Levine, los eruditos de mi carrera pretenciosa; suma y sigue.

En enero vino Chimamanda Ngozi Adichie al Congreso Futuro. Una feminista negra, migrante, negriana, que alega por la representación del sur, el mundo no hegemónico en la cultura y la literatura. Contemos todas las historias, es necesario conocerlas, dice Chimamanda en una famosa charla Ted. Fui a verla con una amiga, ferviente feminista y fan. Parecíamos dos adolescentes de los ‘90 esperando a los Backstreet Boys, aunque sin las poleras estampadas y levemente menos chillonas. Pero las dos cargando sus libros bajo el brazo, ilusionadas con la posibilidad de que los firmaría. 

“Hay que llegar muy puntuales” me advirtió mi amiga, conociendo mis defectos. Así que ahí estábamos, a las 10.20, con antelación decente, sentadas en el Teatro Oriente. Hablamos de lo mucho que nos gustaba, de las luces lindas y música relajante en el teatro, de la microfarándula espolvoreada por los asientos. A las 10.45 nos habíamos quedado sin tema. A las 10.55: “¿Por qué estará tan tarde?”

A las 11.05 se nos acercó una conocida diciendo que se tenía que ir, que tenía una reunión y qué pena, qué lata lo tarde que estaba todo.

A las 11.10 nos sometieron a un tortuoso relleno con la subsecretaria del Ministerio de Ciencias hablando de no sé qué wevada y con mi amiga comentamos que extrañábamos las luces y música relajante. Que no estábamos acá para escuchar a una facha con voz grave y tonos presumidos.

A las 11.30, con una hora de atraso, salió Chimamanda. Cuando yo era chica en Nigeria solo tenía acceso a libros ingleses, por lo que escribía historias que no se parecían a mi realidad... Hay que contar todas las historias, es necesario conocerlas. ¡Era su charla TED! La con millones de visitas. Le agregó un par de anécdotas distantísimas a la realidad chilena, recuerdo una del libro de Michelle Obama. Y remató con una cita de Pablo Neruda, el funado, el violador, en una charla atestada de feministas. Así terminó su discurso de quince, tal vez veinte, minutos y las mujeres del público aplaudieron con un tono que sonaba a confusión. 

¿Qué tan poco te puedes asesorar para citar a Pablo Neruda así? ¿Qué tan poco esfuerzo le puedes poner a una charla que te invitan a dar a la cresta del mundo? ¿Qué tan poco te importa si llegas una hora tarde?

Y esta es una mujer con un supuesto enfoque disidente, de país del sur. Será que ya se le subieron los años de vida gringa a la cabeza, será que olvidó de dónde viene, que no se da cuenta de que este también es un rincón del mundo cuya historia merece ser contada.

Que caigan los ídolos, que caigan los rockstar, en las ideas y en la cultura. Latinoamérica y Chile nos merecemos hacernos respetar; su mera presencia no nos dignifica. Soy una amante del internacionalismo, pero no a costas de que nos falten el respeto. No somos tontos, no estamos atrasados. 

Es hora de agarrar el micrófono, pero no para preguntarles obviedades a los extranjeros en foros y charlas. De abuchear al rockstar. De decirles, insolentes, a su cara, como latinos en resistencia que somos: ¿Para qué te invitamos si no tenías nada nuevo que decir?

Tuesday, February 11, 2020

De qué va el humor en Parasite


*A estas alturas del internet, es ridículo tener que seguir aclarando lo obvio: Un comentario sobre una película, va a tener "spoilers". Y este tiene CALETA.*
¿Por qué nos reímos en Parasite?

La primera hora de Parasite podría ser la de una comedia. Una con crítica social, por supuesto, pero comedia al fin. Incluso tiene un aire a las teleseries que hemos visto mil veces, estilo Brujas. Los personajes son livianos, se ríen de su desgracia, y la picaresca familia Kim no puede sino sacar sonrisas. Nos reímos sin mucha vergüenza. 

Con la terrorífica escena del sótano ese tono casi-que-de-comedia se interrumpe. Al principio pareciera que la película dará un vuelco puro y duro hacia el terror, pero la Sra Kim rompe rápidamente ese hechizo cuando reacciona como una soa(señora) cualquiera: Voy a llamar a los pacos. Y luego un diluvio de eventos digno de comedia de las equivocaciones: La familia tropieza por las escaleras, está toda la cuestión muy "los tiempos que vivimos" es decir, te grabamos y te vamos a acusar, seguida de un round de lucha libre sin reglas. Es altamente cómico y al mismo tiempo: Altamente trágico. Aquí hay dos familias, las dos igual de cagadas, viviendo historias terroríficas y aun así se sacan la chucha para no ser ellos los que queden mal ante los cuicos. Desde la lectura que más ha dado vuelta en mi inicio de Twitter sobre esta película (quién sabe qué estará diciendo la derecha), la de lucha de clases, esta es una escena desoladora: Evidencia cómo el capitalismo descompone la consciencia y solidaridad de clase. (He ahí el instinto de "voy a llamar a los pacos", que a nosotros en Chile ya nos parece tan evidentemente errado.) Pero aún así te ríes de Moon-gwang weveando con que es Kim Jong-un y que el video que puede mandar es su bomba nuclear.  

Luego, en el clímax de Parasitecuando a los Kim se les inunda la casa, viene lo más notable de todo: Ki-Jeong saca una cajetilla escondida, se sienta sobre el water que explotaba en caca, y se pone a fumar. Esta genial pausa durante la escena más terrible de todas, de la mano de la adolescente irónica: ¿Era alivio cómico? No creo.

¿Qué nos dice sobre la vida, que las personas reaccionemos con humor ante la desgracia? Y,  en la misma línea ¿que dice de la vida que los jóvenes ideamos maneras de salir de ella? Ante la necesidad de un plan de Ki-Woo, el Sr. Kim contesta: Valen pico tus planes, la vida no sigue ningún plan. Mejor no te desgastes. Es la voz de un hombre que ha luchado toda su vida, que finalmente no reacciona con humor, sino con rabia, que ya sabe que no hay salida.

Creo que las personas, especialmente ante la miseria, necesitamos maneras de sobrellevar la realidad. La manera más fácil, es con el humor. Creo que Boon Joon-ho no estaba haciendo humor negro y tampoco era alivio cómico. Éste no era un recurso artístico, sino que un retrato fiel de cómo las personas sobrellevamos este peso llamado la vida en el capitalismo tardío. Así reaccionamos, hacemos memes de nuestras tragedias, nos reímos porque le quita gravedad a la sórdida verdad. 

Yo soy una amante declarada del humor, como casi todxs. Al fin y al cabo, porque tomárselo con risa es más dulce. Pero llega un punto que el edulcorante ya no te alimenta y que, además, los años te hacen perder la esperanza en tu capacidad de planificación para superar la desgracia. Ahí es cuando agarras el cuchillo, y le das un cuchillazo simbólico al Sr. Park en el pecho. O sales un 18 de octubre a evadir, saquear y hacer barricadas.

Wednesday, February 5, 2020

El milagro de la poesía

El milagro de la poesía es lo altamente improbable de tener lo esforzadamente bello, en un mundo de mundanidad, de cosas cotidianas, de perenne pereza. El milagro de la poesía es ser capaz de usar la más elemental de las herramientas, las palabras, pero no para comunicar, no para actuar, sino para, por un breve instante, ser feliz. O profundamente desdichado. Pero solamente eso.

Thursday, January 16, 2020

Fundación


La primera publicación en un blog es lo más cercano a un manifesto que podemos tener en este desolado y polvoriento rincón de internet. Es el piso de barro sobre el que descansarán: Las mentiras que le confesaré al eventual lector, los sentidos comunes que se endiosarán para creerse verdades reveladas, las múltiples opiniones que a nadie le interesan leer pero yo me muero por contar. La primera publicación debería decir: Yo estoy aquí, por esto, para esto, es relevante, escuchen. 


Pero no tengo manifesto. A estas alturas de la juventud ya no tengo razones, solo ganas. En esta ocasión, ganas de escribirle a algo más que mi silencioso cuaderno.