Saturday, October 17, 2020

Independencia convencional

*Soy buena para las advertencias porque las millenial somos ansiosas e inseguras: 

Advierto que soy inexperta en el tema, una estudiante de Derecho que botó el ramo de Ciencia Política. Para colmo, tuve prueba ayer y tengo otra en cuatro días más, así que no me da para estudiar mucho sobre esto antes de escribir. Si lo hago ahora es porque estamos contra el tiempo, y porque a pesar de la inseguridad en todo lo que digo tengo inclinaciones hacia la opinología desenfrenada.*


Creo en la importancia de que independientes integren, o por lo menos puedan hacerlo en igualdad de condiciones, la Convención Constitucional. (Ay, hagamos como que habrá Convención Constitucional, la vida está muy incierta como para jugar con ese aspecto de nuestro aquí-esperanzador futuro.)

Hace un año formé parte de la Coordinadora la Uchile por la Asamblea Constituyente. Una de sus iniciativas fue crear la Red por la Asamblea Constituyente, que unía a cientas (¡cientas!) de organizaciones sociales para soñar y tchrabajar por el proceso democrático que pariría una nueva Constitución. Cabildos, centros de estudiantes, sindicatos, juntas de vecinos, iniciativas populares, nosecuántos más. A su vez, una de sus iniciativas, fue crear una propuesta de Asamblea Constituyente, un documento bastante ambicioso que proponía cómo debía ser este proceso soberano y hermoso.

(Perdón por darme color con esto, pero es que fueron horas de trabajo y una de las experiencias más esperanzadoras que he vivido.)

En fin, uno de los puntos altamente discutidos (y estudiados, lo lolos no nos quita lo serios) en para la propuesta fue cómo debía integrarse la Asamblea. (No nos quitábamos la costumbre de llamarla así hasta bien pasado el 15 de noviembre, tenía un timbre de dignidad, y estábamos ahí por compatibilizar ambas cosas.) 

El D'hondt no nos gustaba. Era práctico, sí, pero tenía un gran, alto, problema: Sobre-representaba a los partidos.

¿Por qué esto era un problema? Un punto era obvio: La gente odiaba a los partidos. En las asambleas de la Red era incluso un poco vergonzoso. ¡Que los militantes se inhabiliten de integrar la Asamblea! Como buenos estudiantes de Derecho, nos oponíamos, que los DDHH y la cuestión, y además yo como militante me moría de vergüenza. Bueno, ese era uno de los temas.

¿Por qué la gente odia(ba?) los partidos? La primera respuesta, creo, es que eran una cara visible de la crisis de legitimidad de la política que produjo la Constitución neoliberal y autoritaria de Guzmán. (Este post estará impregnado de harto atrianismo, lo advierto.) La segunda es más sutil: ¿Adónde estuvieron los partidos en la revuelta? Tal vez esto fue un síntoma de lo primero, pero si bien ahí estaba Jadue, la Bea, hartas diputadas, las banderas no abundaban, nos daban vergüenza, y el liderazgo fue nulo hasta el 15 de noviembre. Los partidos, a diferencia de lo que ocurrió en los '70, nada tuvieron que ver con el estallido. Esta distancia entre la puerta de entrada al proceso constituyente (en las calles y cabildos) y lo que podrá eventualmente ser la Convención con un sistema D'hondt, no me parece menor.

Sí, tiene que ver lo segundo con lo primero, porque hay un distanciamiento entre el mundo político y el mundo social. El Frente Amplio ha intentado resolverlo, lo sé porque estoy ahí, pero ha fallado. En octubre, pucha que se notó.

Ya, ese es el punto contingente. (Y además, de legitimidad de entrada, que solo estéticamente tiene que ver con el producto final.)

Hay otro tema, que es más teórico, sepan disculpar: (Y para colmo, vuelve a tener aires de atrianismo.) Los partidos están imbuidos de política constituida. No solamente llevan años operando bajo las lógicas de la Constitución de Guzman, sino que deberán seguir operando mientras dure la Convención, porque el Congreso no se termina, habrán campañas presidenciales y parlamentarias mientras tanto, y si hay paralelos entre ambas cosas, uff: ¿Quién garantiza un cambio en la forma de hacer política? En la Convención misma y en su hijita. ¡Y necesitamos llegar a los 2/3! Este para mí es el gran problema.

Por esto, una de las propuestas loquillas que salió en la Red (aunque no tanto, se ha hecho en otras partes)  era que los asambleístas fueran por sorteo. Sería hiper ciudadana la Constitución.

La otra teoría, menos loquilla, pero también con sus dejos de peligro, era que los cabildos eligieran a los representantes. Por lo menos, a los candidatos. (Esta me gustaba a mí, jeje.)

Finalmente, lo que zanjamos fue un modelo complicadísimo, imposible de entender, imposible de implementar, pero éramos unos soñadores: El Voto Único Transferible. Amadísimo por las cientistas políticas, que también reconocían que era un sistema que solo pertenecía a los países ricos y con alta educación cívica(?). Un sistema que lograba perfectamente representar a la diversidad política, sin provocar las distorsiones del sistema D'hondt.

(Ay, y también nos dimos mil vueltas sobre el sistema de financiamiento para las campañas políticas, porque si hay algo que le iba a costar a los independientes, es hacer campaña. Otro sesgo de entrada.)

En fin, he sido militante, y creo en la militancia: Que nos permite soñar en común un proyecto de sociedad mejor, etcétera. Pero creo que debemos reconocer que este proceso no nos pertenece. Tal vez como frenteamplistas (y bueno, la izquierda partidista en general, cosa que no conozco entera) nos cuesta reconocer eso porque nos identificamos en el movimiento social, pero creo que tenemos que dar un paso al costado. Tal vez, en este momento nuestro rol está en el Congreso, en los municipios, en las presidenciales, insertándonos plenamente en el mundo social.

Y por qué dije que estoy corta de tiempo: ¡Ay, aprueben la maldita facilitación de independientes en la Convención! Dejen de tenerle tantas ganas a la cuestión, que pucha que las entiendo, pero es hora de pegarse la cachada del momento que estamos viviendo. Elizalde sal de la tele y la radio, Pamela sal de la franja. Ay, y dejen de wear tanto a la gente que llama a marcar AC o no quiere votar porque desconfía, que algo de razón tienen. Algo. 

No comments:

Post a Comment